Los montes de Zamora, enmarcados
en un paisaje privilegiado que alterna
robledales, pinares, encinares y otras
arboledas con urces, jaras y chaguazos,
producen un recurso de la más
alta calidad: las setas.
Son tan apreciadas por su intenso
aroma y su textura que en poco
tiempo se han abierto camino entre
las más cotizadas.